Carmona define uno de los rasgos identitarios del modelo de aldea tradicional de Cantabria, reflejo de una economía que prioriza los usos agrarios, ganaderos y forestales, en perjuicio de un desarrollo urbano más cómodamente ordenado.

Esta localidad ocupa el espacio llano del valle del río Quivierda en torno a un hábitat extraordinariamente compacto, como resultado de la necesidad campesina de disfrutar de todo el terreno de cultivo posible.

En este terreno se ha desarrollado secularmente un modelo mixto, apoyado en una ganadería semiextensiva dominada por la vaca Tudanca, y una agricultura de subsistencia asentada en unos ritmos que fueron cambiando en la medida en que lo hacían las fórmulas de cultivo. Un modelo de economía donde la tradición pasada de padres a hijos ha dejado valores propios de cultura cabuérniga como son las labores artesanales con la madera.