Aínsa
Aínsa es un pueblo que se encuentra en la comarca de Sobrarbe y que se corresponde con el antiguo Reino o Condado del mismo nombre, surgido hace más de un milenio, al norte de la provincia de Huesca.
En sus comienzos, estaba compuesto por un castillo, mucho menor que el actual y separado del pueblo, y un recinto amurallado formado por las calles y la iglesia de San Salvador (hoy desaparecida) y la de Santa María, del que se conservan tres puertas de su trazado, que data de los siglos XI o XII. Posteriormente se amplió este, entre los siglos XIV y XV: se unió al castillo y se construyó la Plaza y varias casas en la parte baja del pueblo, surgiendo un segundo recinto amurallado. Este recinto se conserva en su mayor parte enmascarado por las viviendas que se adosaron por su cara interior. Se conservan diversos lienzos de las murallas, donde no existían edificios, en distintas partes del pueblo. También podemos admirar cinco de las siete puertas que existieron en los dos recintos: Portal de Abajo, Portal de Afuera, Portal Alto, Portal de Tierra Glera y Portal del Callizo.
Situada estratégicamente en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, sobre un alto a 589 m. de altitud, desde dónde se domina todo el entorno. En un lugar privilegiado, entre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara y el Parque Natural Posets-Maladeta, Ainsa es la encrucijada más importante de vías de comunicación de este sector pirenaico.
En un tozal al norte del actual pueblo se encontró restos de pequeñas construcciones, sin estudiar todavía, con alguna muestra de cerámica romana. Pero, ante la falta de documentación, desconocemos la evolución histórica de Aínsa hasta 1124, cuando Alfonso I le otorga una Carta Puebla, con los mismos fueros que la ciudad de Jaca.
Con anterioridad, se data en el año 724 la leyenda de la Cruz de Sobrarbe: Los cristianos que han huido del dominio musulmán se reúnen en Aínsa y acometen la reconquista. Las tropas cristianas, dirigidas por Garci-Ximeno consiguen ganar la batalla gracias a la aparición, sobre una carrasca, de una cruz luminosa, que les dio coraje para recuperar la ciudad. La victoria es conmemorada todavía en nuestros días con la fiesta bianual de “La Morisma”. La cruz sobre la carrasca es el símbolo del Sobrarbe y aparece en uno de los cuarteles del escudo de Aragón.
Durante los siglos XIII al XV, le fueron concedidos, por los diferentes monarcas un gran número de privilegios, que nos muestran la gran importancia que la Villa de Ainsa adquirió en el medievo, sobre todo en el ámbito comercial, con la celebración de importantes ferias anuales, y que la convirtieron en el núcleo principal de una comarca más poblada que la actual.
En los siglos XVII y XVIII se producirá un prolongado decaimiento de la villa, a excepción de su Colegiata que conseguirá más poder que en siglos anteriores, que se verá agravado puntualmente por la Guerra de Sucesión y las guerras carlistas.
Aínsa se mantiene así hasta la década de los cuarenta, en el siglo XX, en que recuperará su peso comercial en la comarca. Ahora, no en su casco antiguo, sino en el privilegiado enclave del cruce de carreteras, a los pies de la colina. Todo esto ha permitido que se haya mantenido tanto la autenticidad de las construcciones como la estructura de la villa medieval.
En el año 1965 el Casco Antiguo de Aínsa es declarado Conjunto Histórico-Artístico, aunque desde 1931 la parroquia y el castillo tenían categoría de Monumento Nacional, y una posterior restauración devuelve la belleza de la antigua Villa.
Su término municipal era muy menguado hace medio siglo aproximadamente, pero debido a la alarmante despoblación de la comarca, el Estado inició una política de fusión de municipios con objeto de concentrar esfuerzos. El actual municipio recibe el nombre de AINSA-SOBRARBE, con una superficie de 285 Km2, uno de los más extensos del Alto Aragón, que reúne veintitrés pequeños núcleos de población. Los sectores del comercio y turismo son los que con más fuerza se desarrollan, aunque todavía existen explotaciones agrícolas y ganaderas.
Núcleos agregados:
http://www.villadeainsa.com/portada-seccion/nucleos-ainsa-sobrarbe
Los núcleos poblacionales que conforman el Municipio de Aínsa-Sobrarbe son los de: Arcusa, Arro, Banastón, Bruello, Las Bellostas, Camporrotuno, Castejón de Sobrarbe, Castellazo, Coscojuela de Sobrarbe, El Coscollar, Gerbe, Griébal, Guaso, Jabierre de Olsón, Latorre, Latorrecilla, Mondot, Morillo de Tou, Olsón, La Pardina, La Ripa, Paúles de Sarsa, Santa María de Buil, Sarratillo, Sarsa de Surta y Urriales.
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- http://www.villadeainsa.com
Es para mí un privilegio el poderme sumar a esta familia de representantes de lugares que merecen sin duda ser visitados y que pretende aglutinar la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España.
Aínsa está en el corazón de la Comarca de Sobrarbe, un territorio pirenaico al N de la provincia de Huesca marcado tanto por su despoblación como por su belleza paisajística o su riqueza medioambiental representada por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, auténtico símbolo de un territorio que vivió su momento estelar en los albores del pasado milenio. Esa herencia medieval es la que rezuma en cada rincón de nuestra villa, declarada Conjunto Histórico-Artístico, que por azares de la historia y de la geografía se ha mantenido invariable a lo largo de los pasados siglos. Su plaza porticada sigue siendo un auténtico palacio de congresos en los que las gentes de muchas generaciones venimos encontrándonos, estrechando lazos, haciendo tratos… viviendo. Su belleza formal invita al encuentro pausado, a la contemplación, al paseo y al reposo. Entre su asamblea de porches sorprendente o a lo largo de sus dos calles principales, se ha venido tejiendo una cultura entre los del lugar orientada al viajero, a su parada y a su fonda, a su descanso y a su servicio, que ha llegado con solvencia hasta nuestros días.
Si es verdad que la belleza se encuentra en la mirada, la de Aínsa es entonces un caleidoscopio elaborado a partir de las de nuestros visitantes pasados y presentes a los que espero se sumen también quienes todavía tienen pendiente esta joya por descubrir.