Níjar
A las faldas de Sierra Alhamilla y a 300 metros sobre el nivel del mar se yergue la Villa de Níjar, que ha visto el transcurrir del tiempo y el paso de diversas culturas entre las que destaca el periodo musulmán que dejó una huella indeleble en el trazado de sus calles, arquitectura, gastronomía y artesanía.
Como anécdota destacar que la rendición de Níjar (Nixar) ante los Reyes Católicos se produjo en 1488 y escenas de estos hechos aparecen reflejadas en un relieve de la sillería baja del Coro de la Catedral de Toledo.
Calles estrechas y laberínticas, casas blancas con planta de cubo, adornadas por coloridas macetas permiten un paseo tranquilo por esta bella Villa, que puede ser admirada en su totalidad desde La Atalaya (torre vigía), ubicada en un promontorio de fácil acceso.
Níjar es pueblo artesano en el que la cerámica y las “jarapas” tienen total protagonismo, donde una vez más el pasado árabe queda patente en su fabricación en los talleres que aún perviven.
Encontraremos diversos puntos de interés como la iglesia de la Anunciación, la Glorieta, la plaza del Mercado, el Museo del Agua o El Portillo, pero tampoco podemos olvidar degustar algunos de los platos típicos de la gastronomía nijareña, en los que también está presente la historia del lugar y entre los que destacamos las patatas al ajillo, los gurullos con conejo o jibia, la fritá de matanza y los embutidos.
Bienvenidos a Níjar y que disfruten de su paseo por la historia.
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Desde estas líneas quiero invitarles a visitar la Villa de Níjar, un pueblo que ha sabido conservar sus, tradiciones, arquitectura, artesanía o gastronomía y en el que la huella de su historia ha quedado marcada en sus estrechas calles con un trazado en el que recuerda su pasado, al igual que la arquitectura de sus casas.
Níjar ofrece al visitante la oportunidad de perderse en un recorrido en el que cada rincón le sorprenderá, en el que podrán conocer la tradicional cerámica o sus jarapas, elaboradas con cariño por los artesanos que aún trabajan, siguiendo los métodos árabes o pueden disfrutar de una rica y variada gastronomía en cualquier bar del pueblo, degustando las “tapas” de uno de los platos típicos.
No puedo dejar de reseñar algunos de los lugares de interés que pueden visitar como la Atalaya, símbolo del pueblo y que desde su altura permite divisar todo el Campo de Níjar; la iglesia de la Anunciación, de estilo mudéjar, El Portillo, La Plaza del Mercado, o los vestigios de los antiguos molinos de agua en la rambla de Huebro, asentados algunos sobre los antiguos molinos almohades, recuerdo de los primeros que se construyeron.
Además de todos sus encantos y un rico patrimonio local y cultural se encontrarán con sus habitantes, de carácter abierto y extrovertido, que no dudarán en convertirse en guías improvisados.
El pasar a formar parte de “Los Pueblos Más Bonitos de España” es un motivo de orgullo para todos los nijareños, lo que ha sido respaldado decididamente por las asociaciones del pueblo como la Asociación Cultural Níjar, Asociación Cultural las Refajonas, Asociación de vecinos del Casco Antiguo, la Hermandad del Santísimo de Níjar y la Hermandad de Santa María de Níjar.
Esta distinción contribuye a poner en valor este pueblo almeriense, a la vez que tenemos la oportunidad de aprovechar el intercambio de experiencias y conocimiento para mejorar aún más.
Sólo me queda desearles que disfruten de su visita a la Villa de Níjar.
